JESUCRISTO, NUESTRO BUEN PASTOR
--FAUSTO GOMEZ OP
En el evangelio de San Juan (Jn 10, 11-18, 27-29), Jesucristo se nos presenta como el Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor”, es decir, el Pastor que conoce sus ovejas, las llama por su nombre, las ama incondicionalmente, y da su vida por ellas.
Somos las ovejas del Señor. ¿Qué implica ser ovejas del Señor? Ser buenas ovejas (o pastores que siguen al Buen Pastor) implica (1) conocer a Jesús, esto es, creer en él y amarle: no simplemente saber algo sobre él, sino conocerle a él, amarle de todo corazón, que es la mejor manera de conocerle.
Pertenecer a la piara de ovejas del Buen Pastor implica, además, (2) escuchar su voz. Jesús nos dice: “Mis ovejas escuchan mi voz” (Jn 10, 27). Escucha bien quien escucha atenta y devotamente, y practica las enseñanzas del Buen Pastor. Jesús nos explica: “Así pues, quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre prudente que construyó su casa sobre roca” (Mt 7, 24).
Escuchamos y practicamos, por lo tanto, las palabras del Buen Pastor, que nos dice: “Felices los que creen sin haber visto”; “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”; “Perdonaos mutuamente”; “Amad a vuestros enemigos y rezad por quienes os persiguen”; Tuve hambre y me disteis de comer”.
Conocer a Jesús, escucharle y amarle realmente significa, además, (3) seguirle. En los principios del cristianismo, a los discípulos de Jesús les llamaban “seguidores del Camino”. El Señor nos invita a seguirle por diferentes senderos: todos nos llevan a Jesús, el Camino. A cada uno de nosotros el Señor nos ha dicho o nos dice, “Yo te escogí”, o “Yo te escojo”: “Sígueme”. Nuestra fe en el buen Dios nos pide seguir a Jesús por el sendero de nuestra vocación personal. Para todos nosotros -sacerdotes, religiosos/as, fieles laicos- Jesús, nuestra Luz, es el Camino a la Verdad y a la Vida. Él es el único Camino hacia el Amor y la Felicidad aquí y ahora y después. Nunca olvidamos que, si nos amamos como hijos de Dios, y hermanos y hermanas unos de otras, es porque Dios nos amó antes (cf. 1 Jn 4,19).
Una pregunta: ¿Es difícil seguir a Jesús hoy? Sí, claro: nunca fue fácil. Y hoy, por tanto, también es difícil. El “mundo” en el que nos ha tocado parece hacerlo más difícil aun, con su frontal oposición a la fe y la vida de los seguidores de Jesús, en particular. Nuestro mundo parece ser extremadamente egoísta, materialista y sin Dios, y opuesto a Dios. Indudablemente, no es fácil seguir a Jesús de verdad. Y, sin embargo, podemos -y debemos. Tenemos la ayuda que necesitamos para ser cristianos honestos y alegres en nuestro mundo.
Sin duda, por nosotros mismos podemos hacer muy poco realmente, y, en el contexto del Reino de Dios, nada, ya que somos débiles -pecadores todos. Sin embargo, con la ayuda de nuestro Dios omnipotente y misericordioso -como nos dice el Salmista- “podemos escalar cualquier pared”. Ser buenas ovejas implica también (4) rezar al Buen Pastor, que nos sigue diciendo hoy: “Yo os daré todo lo que pidáis al Padre en mi nombre” (Jn 14,13).
Con Jesús, nuestro Buen Pastor guiándonos y empoderándonos podemos hacer, siempre con la divina gracia, muchas cosas buenas. Y en caso de que nos perdamos, Jesús nos buscará, nos encontrará y -arrepentidos- nos sanará. ¡Qué maravilloso! “Cuando Jesús encontró la oveja perdida, no la castigó, no la propinó duros golpes para que volviera al redil; sino que suavemente la puso en sus hombros y la llevó donde estaba la piara” (San Asterio).
¿Es Jesús nuestro Buen Pastor? Sí, claro. Sublime, el Salmo 23: “El Señor es mi Pastor…” Me encanta la siguiente historieta. A un famoso actor británico le gustaba invitar a sus amigos a una gran cena el día de su cumpleaños. Después de la gran cena, el actor disfrutaba recitando textos emblemáticos de la lengua inglesa y algunos poemas. Después de recitarlos perfectamente, invitaba a sus amigos a que le pidieran que recitara otros textos o poemas. Una vez, un sacerdote mayor le pidió que recitara el Salmo del Buen Pastor. El famoso actor aceptó con una condición: el sacerdote debería recitar el Salmo después de él.
Lamentándose de haber hecho esa petición, el humilde sacerdote aceptó recitar el Salmo 23. Después de que el actor lo recitara con su potente voz y pronunciación exquisita, la audiencia, -todos los presentes puestos en pie- le regaló una cerrada y larga ovación. Llegó el turno del sacerdote. Este comenzó recitando, mejor dicho, rezando el Salmo despacito, devotamente, con fe total en lo que estaba proclamando en voz alta: El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar, me conduce a fuentes tranquilas y recrea mis fuerzas… Aunque camine por lúgubres cañadas, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo, tu vara y tu bastón me defienden… Y habitaré en la casa del Señor a lo largo de mis días.
Cuando el sacerdote terminó, solo se podía oír el sonido del silencio. Se oían también, y de tanto en tanto, algunos sollozos, y se veían algunas lágrimas que caían de los ojos de muchos. Para romper el silencio, el amable actor se acercó al pódium para comentar: “Espero que hayáis notado la diferencia: Yo me sé el Salmo; él conoce al Pastor”.
Jesús nos llamó para ser ovejas de su piara. Nos envió, además, al mundo para testimoniar su vida y enseñanzas, porque -como él mismo nos dice- “tengo otras ovejas que no pertenecen a este rebaño; a ésas también tengo que guiarlas para que escuchen mi voz y así se forme un sólo rebaño y un solo pastor” (Jn 10, 16).
Somos la voz del Buen Pastor hoy: la voz que proclama al mundo el amor universal de Jesús.
JESUS, THE GOOD SHEPHERD. WE, THE SHEEP. (2022)
“As he [Jesus] went ashore, he saw a great crowd” and he had compassion for them, because they were like sheep without a shepherd” (Mk 6:34). Barclay comments beautifully this text. What does it mean to have or not to have a shepherd? (1) Without a shepherd, the sheep cannot find a way; they are lost… Jesus is our Shepherd: “It is only when Jesus leads and we follow that we can find the way.” (2) “A sheep without shepherd cannot find its pasture and its food.” … “We can gain strength for life only from him who is the living bread.” (3) “A sheep without a shepherd has no defense against the dangers which threaten it.” … “Only in the company of Jesus can we walk in the world and keep our garments unspotted from it. Without him we are defenseless; with him we are safe.” (W. Barclay, The Gospel of Mark, In 6:30-34).